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Resurrection Fest 2022

Tenía pendiente escribir algo más del Hellfest pero dado que tengo aún fresco el resu y las polémicas que van surgiendo he decidido aportar mi grano de arena desde una perspectiva constructiva para que el “resu” siga siendo un gran festival (y más despúes de estos años de pandemia).

con mascarilla en el resu

Reventa de entradas

A finales de junio me enteré de que había una reventa de entradas muy por debajo del precio de adquisición e incluso que por algunas entradas de día; yo pagué 141.90 € por cada entrada (135 + 6.90 de gastos de distribución) por el abono + fiesta de presentación; por alrededor de 40€ el abono.

Por lo que me comentaron en Nantes un grupo de gallegos con los que coincidí haciendo la colada, se habían dado dos factores para esta reventa:

  1. Cancelaciones en los conciertos
  2. Gente que había comprado las entradas para especular y que estaban intentando vender a toda costa.

Para el tema de las cancelaciones de entradas sabía que el resu había ofrecido tanto la devolución de las entradas como una reventa ética, lo que me pareció un acierto.

El problema que pude comprobar in situ era que la plataforma de reventa ética del resu no funcionaba el dia de la warm up. Aunque entiendo que esta plataforma solo funcionara unos días, animaría a la organización del resu que aprendan de otros festis como Wacken que ofrecen su propio sistema.

Cambios en el cartel

Antes de la celebración del festival varios de los cabezas de cartel más deseados como System of a Down o Avenged Sevenfold tuvieron que cancelar, para malestar de algunos fans.

Lo malo fue que otros grupos como Spiritbox, Amenra, Dead Label, As Everything Unfolds, Employed to Servey sobre todo uno de los cabezas de cartel: KoЯn suspendieron sus conciertos esos mismos días, provocando grandes enfados y cambios de horarios.

Algunos fans llegaron a pedir que se les devolviera el dinero y en algún momento, con la cancelación del grupo de Jonathan Davis llegamos a pensar que un nuevo Festimad 2005 pudiera repetirse… (crónicas de El PaísEl Mundo, 20 Minutos, etc.).

A mi personalmente lo que más me fastidió, a diferencia de otros años era el solapamiento de varios de los conciertos y el comunicado de Angelus Apatrida que pongo a continuación:

Comprendo el cambio de escenarios pero prefería la distribución anterior.

Precios y poca variedad de productos

Como punto positivo el hecho de poder pagar con tokens (la moneda del festival) la comida creo que fue un acierto pero me gustaría que desde la organización siguieran el ejemplo del cashless del hellfest, pudiendo gestionar la entrada al recinto y los pagos y devoluciones a través de un buen sistema (supongo que no debe ser barato).
Como punto negativo me parece que este año los precios se han incrementado demasiado y se ha reducido la variedad de productos, como muestra os facilito los precios de las barras (1 token= 3 euros). La exclusividad de Estrella de Galicia como organizador del evento lo puedo entender, aunque me gustaría que hubiera más variedad.

Puestos de merchandising

Este año el único merchandising que había disponible era el del propio festival y el de los grupos que habían acudido, a diferencia de otros años en los que había también otros puestos con discos de vinilo y CD´s, parches, cuernos. Yo he echado de menos este tipo de puestos y en el puesto oficial me daba la sensación de que el stock era muy reducido.

Autobuses

Este año no he tenido que usar el servicio de autobus pero me han comentado que había pocos autobuses y casi sin frecuencia.

Beachcamp

Las dos anteriores ediciones (2018 y 2019) estuve en el Beachcamp, buscando sobre todo dos cosas: tranquilidad e higiene (tanto en las duchas como en los baños). Este año no he ido al beachmcamp pero me han trasladado que las duchas eran con agua fria y la limpieza insuficiente.

Conclusión

Como he dicho al principio quiero que estas reflexiones sean una critica constructiva y que el resu mantenga ese espíritu de festival hecho por fans y para fans (amantes del hardcore, punk-rock y metal principalmente) , obteniendo su beneficio económico pero diferenciándose de otras promotoras que sólo velan por su propio interés (esa sensación me llevé en su día del Download festival de Madrid).


Los haters y las personas que han intentado beneficiarse de la reventa de entradas no me dan ninguna pena y espero que esta experiencia les sirva para no especular con las mismas y toda mi solidaridad con la gente que ha sufrido con las cancelaciones y o a sufrido con algo de las instalaciones, pese a todo no creo que la organización deba compensarles económicamente.

Por mi parte espero poder volver el año que viene y como mínimo reirme lo mismo lo que he hecho este año, ya que el resu no son sólo los grupos y la música sino que es también el ambiente que se vive, las personas con las que compartes estos días, el entorno de Viveiro y de la Mariña…

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